La mal llamada pirámide poblacional gallega deja una conclusión clara: en la comunidad cada vez hay menos niños. Sin embargo, parte de la hostelería local parece ver un filón en ese modelo de negocio que combina atractivos menús con entretenimiento infantil, y los padres tan contentos.
Uno de los locales que más gustan para ir con niños es O Fogar do Santiso, en Teo. Tiene sentido. Se trata de un proyecto de restauración que surgió en una vieja casa familiar para poner en valor la cultura gallega y el rural, y ha acabado por convertirse en un modelo expansivo de gastronomía ecológica con restaurantes en cinco concellos. Sin embargo, la casa madre conserva en Teo su versión más enxebre y resulta ideal para los niños. Con una gran terraza integrada en la naturaleza, tiene multitud de mesas y bancos de estilo rústico y un parque infantil de madera. También ofrece la posibilidad de hacer ‘visitas 360 grados’ y completar la experiencia con un paseo por sus huertas ecológicas alimentadas con energía solar (a 300 metros del restaurante), dando de comer a sus vacas o visitando el viejo molino.